El mandarín impaciente
En un lugar de la China, un mandarín recibió la noticia de que pronto iba a ser nombrado magistrado. Estaba muy contento e impaciente por estrenar el cargo.
Entonces, un amigo suyo, un hombre mayor y muy sabio, fue a hacerle una visita.
– Recuerda bien este consejo– le dijo- No pierdas jamás la paciencia. Porque si eres capaz de ser paciente con todos en tu nuevo puesto, todos te apreciarán.
– Sí, sí, lo haré- respondió feliz el mandarín.
Pero cada día su amigo acudía a su casa para darle el mismo consejo. Un día, y otro, y así hasta cinco veces. Entonces, el mandarín se cansó y dijo enfadado:
– ¿Te crees que soy tonto? ¡Ya te oí! ¡Es la quinta vez que me lo repites!
Y el amigo, sereno, le miró y le dijo:
– ¿Ves cómo no es nada fácil ser paciente? Ya te lo advertí.